Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, dio una lección a sus oyentes sobre un asunto de gran trascendencia empleando la capacidad que estos tenían para observar las señales y actuar en conformidad. He aquí lo que dice la Biblia: “Se le acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les mostrara alguna señal del cielo. En respuesta, él les dijo: ‘Al anochecer ustedes acostumbran decir: “Habrá buen tiempo, porque el cielo está rojo encendido”; y a la mañana: “Hoy habrá tiempo invernal y lluvioso, porque el cielo está rojo encendido, pero de aspecto sombrío”. Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar’” (Mateo 16:1-3).
Al mencionar “las señales de los tiempos”, Jesús indicó que los judíos del siglo I que lo escuchaban deberían haber estado al tanto de la urgencia de los tiempos en que vivían, pues el mundo judío estaba a punto de sufrir un cataclismo que iba a afectarlos a todos ellos.
Pocos días antes de su muerte, Jesús habló a sus discípulos sobre otra Señal, a saber, la SEÑAL de su presencia. Lo que dijo en aquella ocasión es de vital importancia para todos nosotros hoy día. Jesucristo describió una SEÑAL en particular que debemos reconocer. Sería algo que afectaría al mundo entero, incluidos usted y su familia.
Jesús sabía que después de su muerte y resurrección pasarían siglos antes de que se le coronara en el cielo como Rey mesiánico de la humanidad. Dado que ese acontecimiento sería invisible a los ojos de los hombres, proporcionó una SEÑAL para que sus seguidores pudieran reconocer tanto su “presencia” como “la conclusión del sistema de cosas”.
Jesús hablaba del Reino de Dios, el cual eliminará la maldad y hará de la Tierra un paraíso. Sus discípulos, llenos de curiosidad por saber cuándo vendría ese Reino, le preguntaron: “[¿]Qué será la SEÑAL de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mateo 24:3). Jesús predijo una multitud de sucesos, que puestos juntos, constituirían una SEÑAL distinguible desde cualquier parte de la Tierra. Dicha SEÑAL se compone de diversos rasgos que, combinados, forman una marca distintiva: la SEÑAL de la presencia de Jesús. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas refirieron con minuciosidad la respuesta de Jesús (Mateo, capítulos 24y 25; Marcos, capítulo 13; Lucas, capítulo 21). Otros escritores bíblicos añadieron detalles a la SEÑAL (2 Timoteo 3:1-5; 2 Pedro 3:3, 4; Revelación [Apocalipsis] 6:1-8;11:18).
La mayoría de los rasgos que constituyen la SEÑAL de los últimos días son penosos. Pero Jesús también habló de buenas noticias.“Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.”(Mateo 24:14.)
La intervención de Dios en los asuntos humanos recibe el nombre de Armagedón. Felizmente Jesús reducirá a la nada a este viejo sistema y a quienes lo apoyan. Entonces, el Reino mesiánico administrará los asuntos de nuestro planeta, y este llegará a ser un paraíso tal como está predicho.(Revelacion 21:3,4).
La humanidad será liberada de las enfermedades y la muerte, y los muertos resucitarán para vivir en la Tierra. Estas son las maravillosas perspectivas que les aguardan a quienes reconozcan la SEÑAL de los tiempos
¿No le parece que sería muy sensato informarse más sobre la SEÑAL y sobre lo que hay que hacer para sobrevivir al fin de este sistema? Como hemos visto, se trata de una cuestión que todo el mundo debería considerar de suma urgencia (Juan 17:3). El primer paso hacia la salvación consiste en aprender la verdad sobre Jehová y su propósito.