La mies es mucha, pero los obreros son pocos (Mat. 9:37).
Si necesitamos que cierta persona revise un documento antes de que acabe el día, ¿qué hacemos antes de enviárselo? Ponerle la etiqueta de “URGENTE”. Y si vamos en taxi rumbo a una cita importante pero se nos está haciendo tarde, ¿qué le decimos al conductor? “Acelere, por favor; es URGENTE que llegue.” Así es, cuando tenemos una tarea importante y nos apremia el tiempo, nos ponemos tensos y nerviosos. La adrenalina recorre nuestro cuerpo y trabajamos a toda máquina. Esos son los conocidos efectos de la urgencia. Hoy día, no hay nada más urgente para los cristianos que predicar las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos de gente de todas las naciones (Mat. 24:14;28:19, 20). Según indicó Marcos en su Evangelio, Jesús dijo que esta labor debe llevarse a cabo “primero”, o sea, antes de que llegue el fin (Mar. 13:10). Y así tiene que suceder. Además, Jesús indicó que “la mies [o cosecha] es mucha, pero los obreros son pocos”, subrayando la urgencia de esta obra, pues las cosechas no pueden esperar: tienen que recogerse antes de que termine la temporada (Mat. 9:37). w10 15/12 1:1, 2