Ustedes ciertamente verán de nuevo la distinción
entre uno justo y uno inicuo, entre uno que sirve a Dios
y uno que no le ha servido (Mal. 3:18).
entre uno justo y uno inicuo, entre uno que sirve a Dios
y uno que no le ha servido (Mal. 3:18).
La actitud de los cristianos ante la vida es completamente distinta de la del mundo. Aunque en buena medida tenemos los mismos problemas que los demás, no los afrontamos de la misma manera (Isa. 65:13, 14). ¿Por qué? Porque la Biblia nos ha dado una explicación satisfactoria de la condición en que se encuentra la humanidad y nos ha preparado para hacer frente a los desafíos de la vida. Así pues, no nos angustiamos por el futuro. Dado que somos siervos de Jehová, estamos protegidos de las enseñanzas falsas y las doctrinas antibíblicas, así como de las prácticas inmorales y sus consecuencias. Por eso, experimentamos una tranquilidad desconocida para el mundo