20120301

Texto del Jueves 1 de marzo de 2012

No te avergüences del testimonio acerca 

de nuestro Señor (2 Tim. 1:8).

 J oven, ¿estás convencido de que tus creencias y las normas que sigues son las
correctas? Ese es el primer paso para resistir la presión de grupo (2 Cor. 13:5). ¿Por qué?

Porque si estás seguro de lo que crees, tendrás el valor de defenderlo, aunque seas tímido 

por naturaleza (2 Tim. 1:7). Pero si solo lo crees a medias, te va a costar mucho trabajo,

aunque sientas una gran confianza en ti mismo. Así que, ¿por qué no compruebas si es

cierto lo que te han enseñado de la Biblia? Empieza por lo más básico. Por ejemplo, tú

crees en Dios y has oído las razones por las que otros también creen en él. Pero

pregúntate: “¿Qué me convence a mí de que Dios existe?”. Claro, el propósito al

plantearte esta cuestión no es llenarte de dudas, sino fortalecer tu fe. También podrías

preguntarte: “¿Qué pruebas tengo de que vivimos en ‘los últimos días’?” (2 Tim. 3:1-5).

“¿Qué motivos tengo para pensar que las normas de Jehová son para mi bien?” (Isa. 


 w10 15/11 2:6