20120304

Texto del Domingo 4 de marzo de 2012

[Dios] llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente (Heb. 11:6).


Observemos que Dios premia a quienes lo “buscan solícitamente”. Esta expresión traduce un verbo griego que denota intensidad y empeño. Por lo tanto, este versículo ofrece una garantía que nos llena de confianza: si hacemos nuestro mayor esfuerzo, recibiremos la bendición divina. Nos lo promete “Dios, que no puede mentir” (Tito 1:2). Él ya ha probado a lo largo de milenios que sus promesas son dignas de crédito e infalibles. ¡Nunca quedan sin realizarse! (Isa. 55:11.) Por eso podemos tener la seguridad absoluta de que si demostramos verdadera fe, Jehová nos recompensará. Sin embargo, no podemos entablar una buena relación con Jehová si pasamos por alto al “esclavo fiel y discreto”, ese grupo de cristianos al que Jesús confió sus bienes (Mat. 24:45-47). Sin la ayuda de los ungidos, no podríamos comprender plenamente la Palabra de Dios ni su aplicación en nuestra vida. Si nos esforzamos por poner en práctica lo que aprendemos en las Escrituras, conseguiremos la bendición divina. w10 15/91:6, 7