Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta (Heb. 13:17).
Jehová emplea su espíritu para conducir en la dirección que desea a su organización, la cual tiene una parte terrestre y otra celestial. En la visión de Ezequiel se representa a esta última como un carruaje que avanza imparable por los aires para cumplir el propósito divino. ¿Qué impulsa a este vehículo a tomar un rumbo u otro? El espíritu santo (Eze. 1:20, 21). Lógicamente, esa misma fuerza guía a la otra parte de su organización, la parte terrestre. Por eso, al obedecer lealmente las instrucciones que esta nos da, estamos avanzando al paso del carruaje de Jehová y cooperando con su espíritu. w10 15/4 2:12