Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera
tienen que hacérselas a ellos (Mat. 7:12).
Nos anima ver que nuestros hermanos nos valoran (Pro. 25:11). ¡Qué bien nos sentimos cuando alguien nos demuestra, con sus palabras y acciones, que nos aprecia y respeta de corazón! Eso nos da más fuerzas para seguir andando con gozo y determinación por el camino de la vida. Seguro que nos hemos sentido así en más de una ocasión. Jehová sabe que tenemos la necesidad innata de que se nos trate con respeto. Por eso, mediante su Palabra, dirige esta exhortación a todos los cristianos: “Respétense unos a otros” (Rom. 12:10, La Palabra de Dios para Todos). Quienes toman a pecho este consejo eterno contribuyen a que en nuestra hermandad cristiana reinen el amor y el cariño. Por lo tanto, hacemos bien en preguntarnos: “¿Cuándo fue la última vez que demostré, con palabras o acciones, el respeto sincero que siento por algún hermano o hermana de la congregación?” (Rom. 13:8). w10 15/10 3:11, 12