El que tenga oído, oiga lo que el espíritu
dice a las congregaciones (Rev. 3:22).
En el siglo primero, Jesús seguía de cerca las actividades de los cristianos ungidos. Conocía muy bien el estado espiritual de cada congregación. ¿Cómo lo sabemos? Por los capítulos 2 y 3 de Revelación, donde Jesús habla en detalle de siete congregaciones de Asia Menor (Rev. 1:11). Allí encomió a varias de las congregaciones y les dio firmes consejos a otras. Jesús es un Pastor que ama a sus ovejas —aun a las que reprende—, y por eso añadió: “A todos aquellos a quienes les tengo cariño los censuro y los disciplino. Por lo tanto, sé celoso y arrepiéntete” (Rev. 3:19). Aunque él ya no estaba en la Tierra, seguía dirigiendo a sus discípulos desde el cielo mediante espíritu santo. De ahí que terminara su mensaje a cada congregación con las palabras del texto de hoy. w10 15/9 4:12, 13